Hace cuatro años y medio comencé a tener en mis clases a una de esas alumnas que dan al maestro muchas enseñanzas y satisfacciones.
Yessika comenzó con clases en el Centro Budista de la Ciudad de México y poco tiempo después se sumó a las clases que doy en mi casa. Por lo general venía de lejos, en transporte público, y siempre estaba puntual para la clase de las 7 de la mañana.
Su regularidad no se limitaba a las dos clases que tomaba por semana. También comenzó a practicar muchas madrugadas en su casa, antes de irse a trabajar.
Después de la clase, había veces que nos quedábamos platicando de yoga, música, películas y los cursos de agricultura orgánica en los que siempre mostró interés. Este interés se debía a un anhelo profundo que siempre ha tenido Yessika por irse a vivir al campo. Durante años estuvo haciendo exploraciones de donde poder vivir con mayor contacto con la naturaleza. Durante un año rentó una casa en Temascaltepec, Estado de México a donde iba todos los fines de semana. Entre semana seguía trabajando en la Ciudad de México en una agencia de publicidad.
En el mes de mayo cuando recibía el pago de utilidades daba generosos donativos al Proyecto Parinaama de yoga en prisiones.
Hace dos años comenzó el programa de formación de maestros que se da en el Iyengar Yoga Center, ya que parte de su proyecto es que a donde fuera pudiera compartir la práctica de yoga.
Disciplinada y divertida, a inicios de este año finalmente tomó la anhelada decisión de renunciar a su trabajo en el que había durado nueve años.
Amante de las playas de Oaxaca, en marzo fue a explorar otras regiones de ese estado. Tras un viaje de una semana regreso con casa rentada en las cercanías a la ciudad de Oaxaca. Un gran lugar a donde un primo mio ya vivió. A inicios de este año volví a visitar San Agustín Etla. Cuando Yess me contó que ya había encontrado el lugar pero no era en la ciudad sabía que sería ese pueblito cerca de las montañas y con una creciente vida cultural.
Entusiasta de los temazcales, a inicios del mes más caluroso del año se fue a vivir a esta región cercana a la Sierra Norte de Oaxaca donde se prometen paseos por las nubes.
Se te extrañará en clases Yess, pero la ausencia se llena por el entusiasmo de saber que inicias uno más de tus anhelos.
Douglas Brookes define al Yoga como profundizar el compromiso, el compromiso con nuestro deseo. Con nuestro anhelo.
Comparto aquí -porque se lo que te gusta compartir- las citas que leí en la clase de despedida de la semana pasada:
…Como animales que somos, caminamos sobre la tierra. Como portadores de la esencia divina, estamos entre las estrellas. Como seres humanos, estamos atrapados en el medio, intentando reconciliar la paradoja de cómo abrirnos camino en la tierra mientras nos esforzamos por hallar algo más permanente y más profundo. Son muchos los que buscan esta Verdad en los cielos, pero está más cerca que las nubes. Está en nuestro interior y puede ser hallada por cualquiera que emprenda el Viaje Interior.
BKS Iyengar. Light on Life
"Lo que hagamos de nuestras posibilidades dependerá de nuestro compromiso con el yoga. Lo absoluto es nunca lo imposible, entonces nos invita a participar plenamente en él. Para llenar este potencial necesitamos no empezar por ver más lejos que a nosotros mismos, pero debemos siempre continuar viendo más allá de nosotros mismos.
"Esta es la enseñanza secreta del (Bhagavad) Gita, escondida en plena vista: mira cuidadosamente, mira profundamente, ofrece tu cuerpo, mente y corazón a lo divino, y lo divino se revelará a sí mismo donde sea que mires y como sea que te ofrendes"
Douglas Brooks, Poised for Grace, Annotations on the Bhagavad Gita from a Tantric View, Overture.
Nos seguimos viendo Yess, atento a tus nuevas aventuras, viajes internos y externos, te deseo lo mejor.
Namaste, volteo hacia mi derecha buscando el encuentro visual.
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