Este 2024, una vez más coincidieron las celebraciones de Días de Muertos en México con el de Divali en India. También conocido como Deepavali, Deepa (luces) vali (hilera) o Diwali, es la celebración de las luces que se festeja durante cinco días entorno a la luna nueva que hay entre mediados de octubre y noviembre. Es una especie de celebración de año nuevo en la que se recuerda con hileras de luces la señal que sirvió de guía para que Rama y Sita volvieran a casa. Regreso mítico tras un exilio de catorce años y el rescate de la hermosa princesa Sita que había sido secuestrada por parte de los asuras (demonios) en la lagrimeante isla de Sri Lanka. Historia contada en el épico Ramayana. En Divali también se celebra a Lakshmi, diosa relacionada a la prosperidad así como al auspicioso dios con cabeza de elefante, Ganesha.
La coincidencia del inicio de ambas fiestas se da en torno a la noche del 31 de octubre. Esta noche es el punto medio entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno en el hemisferio norte del planeta. Las noches comienzan a hacerse más largas. El momento más importante de Divali es la noche de luna nueva, conocido en India como “la noche más oscura”. La luna nueva ocurrirá el viernes 1 de noviembre a las 06:47 de la madrugada (tiempo del centro de México).
Ambas festividades, Diwali y Días de Muertos, remiten a umbrales. Cuando veía los rangolis a la entrada de las casas en India me acordaba de los altares mexicanos de día de muertos. Ahora, el recuerdo ocurre también en sentido inverso. Los rangolis son diseños temporales hechos en los pisos de las salas de estar y patios durante festivales hindúes. En ocasiones son realizados con flores.
Desde que vi la película de Mira Nair, Monsoon Wedding o La boda del Monzón (2001), me llamó la atención que el protagonista se comiera una flor amarilla tan parecida a la que en nuestro país guía el alma de los muertos, la flor de cempasúchil. Dos años después descubrí que en India se encontraba esta flor por doquier y era muy usada en altares. En hindi se le conoce como genda que significa flor santa. En inglés, como marigold.
Sobre el cempasúchil, recomiendo ver el documental “Las vidas múltiples de la flor de veinte pétalos”. Producción del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM: https://www.youtube.com/watch?v=pt9YGAKWaiY.
Upanishad - conexiones ocultas
Unas horas antes de la noche más oscura de hace tres años, el profesor Douglas Brooks compartió la lección titulada “Conversación con la muerte”. Sesión en la cual abordó el Katha upanishad, una de las upanishad más importantes, en la cual el joven Nachitekas, establece una profunda conversación con Yama, dios de la Muerte.
La conversación inicia con la concesión de tres deseos por parte de Yama, quien no esperaba visitas en casa.
- Venerable huésped — le dijo la Muerte al joven —, tres noches has pasado en mi casa sin probar bocado. Alabado seas, ojalá pueda compensarte. Puedes elegir en pago tres deseos, uno por cada noche.
Hábil, Nachitekas pide como primer deseo que su padre se muestre benévolo y lo reconozca a su regreso. Concedido. Nachitekas ya no estaría muerto. Los otros dos deseos los usa el sabio joven para indagar sobre el fuego necesario para conocer el mundo eterno así como el destino de los difuntos. La respuesta de Yama a estos deseos es el corazón de este muy citado Katha upanishad.
Leer los upanishad es una invitación a conectar con lo sublime. Han sido traducidas como "correspondencias ocultas".
El Brhadāranyaka Upanishad es la upanishad más antigua. Su origen se remonta a épocas anteriores al nacimiento del Buda histórico. Su nombre nos remite a la profundidad a la que invitan estas correspondencias.
- brhad en sánscrito significa cómo añadir valor.
- āranyaka es bosque; un territorio de conexiones escondidas, un espacio por descubrir.
Así, los upanishad - explica Douglas Brooks - nos dicen cómo crear abstracciones, para entonces descifrar el bosque en pos de un valor más duradero. Son una invitación a pensar de manera que entiendas y encuentres las verdades de modo que puedas crear nuevos mundos.
Para eso sirven los umbrales.
El Pavamāna mantra que se encuentra en el Brhadāranyaka Upanishad 1.3.28 dice lo siguiente:
om asatō mā sadgamaya
tamasō mā jyōtirgamaya
mrtyōrmā amrtam gamaya
om šāntihi, šāntihi, šāntihi
-
De lo irreal llévame a lo real.
De la oscuridad llévame a la luz.
Del reino de la muerte, a la inmortalidad.
Om, paz, paz, paz
Para los interesados en el último tema, recomendable es la lectura del libro Upanishad - Correspondencias Ocultas, edición de Juan Arnau (Editorial Atalanta, 2019).
Happy Divali! ¡Feliz Día de Muertos!
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