Estas segura que es la mejor opcion?
Sonaba congruente. Desvelada pero congruente la propuesta de Maria. Asi mejor tomamos el tren de Varanasi a Gaya a la 1:30 de la madrugada en lugar del de las 16:30. Entonces estariamos llegando a Gaya a las 6:30 de la manyana, tiempo perfecto para tomar un autorickshaw y a las 8 de la manyana desayunar en Bodhgaya, el sitio donde Buda alcanzo la iluminacion.
Domingo 7 de diciembre. Luna casi llena. Son las 10 de la noche, en la casa de huespedes nos recomiendan salir lo antes posible ya que las calles de Varanasi son peligrosas despues de esa hora. A las once de la noche estabamos caminando por las oscuras callejuelas de Varanasi. A unos cien metros de la casa de huespedes un oscuro, enorme y bien astado ente bloqueaba el unico paso disponible. La altura de sus cuernos rebasaba la nuestra. Los locales no se animaban a pasar cerca del sagrado animal. Esto sembro en nosotros cierta precaucion, pero el toro no se movia. Afortunadamente Maria no traia su tradicional vestido rojo. Torearlo era necesario. Maria a pesar de ser espanyola se rehusaba, finalmente, pensando en Manolete, la anime y logramos pasar apretadamente entre el enorme culo y la pared grasienta del estrecho callejon. Despues de este contacto, las ratas que cruzaban presurosas frente a nosotros se veian casi tan amigables como los muchos gatos que en la noche toman el territorio de los diurnos perros.
Ya en los dominios de los rickshaws --las calles-- un senyor ciclista insistia en que cuatro maletas y dos personas cabiamos en su rickshaw. Finalmente la fisica le hizo comprender que eran necesarios dos vehiculos. Uno tras otro hicimos un paseo de unos 20 minutos en una zona y hora nada turistica. En este trayecto cruzamos dos bodas que se celebraban en las centricas calles de Varanasi. La musica sonaba estrepitosamente, los hombres, solo los hombres, bailaban. Rodeando a la banda de musica unas diez personas conectadas una con otra con cables electricos se movian ritmica y lentamente; cada uno cargaba sobre cabeza largas luces de neon. Intensas y festivas escenas para una madrugada de lunes.
Cruzamos el vestibulo de la estacion de FFCC que a esas horas parecia mas campo de refugiados, debido a la cantidad de gente que dormia en el suelo. Escogimos un rincon en la plataforma numero uno para esperar el tren. Maria se quedo con las maletas, yo necesitaba usar el cuerpo para sostenerme, codazos de por medio, frente a la ventanilla de informacion el tiempo apenas necesario para saber que nuestro tren traia un ligero retraso de media hora.
Una hora despues, a las 01:30 --hora original de salida del tren numero 3152 correspondiente al Sealdah Express -- decidimos mejor ir a las salas de espera. Nos metimos a la de mujeres. Maria ahi comenzo a dormitar contorsionada sobre sillas y mochilas. Por mi parte, atento a los anuncios del altavoz, confirmaba que la espera se alargaria.
A las 4 de la manyana, anunciaron que el tren llegaria a las 5:00. Maria de repente levantaba la cabeza para preguntar --a veces en ingles (???!)-- que pasaba? Insistia en que yo bromeaba, en que ya habiamos perdido el tren o que esto era una pesadilla. Un indio sentado a mi lado le decia a Maria que mejor se acostara en el suelo, a la manera de su familia.
Mientras yo escuchaba los cada vez mas esporadicos anuncios del altavoz hasta que empece a entender en hindu que ese tren que la llegada del tren que anunciaban tampoco era el nuestro. Sin embargo, leia placenteramente. Cuando comenzaba a cabecear de suenyo iba a la ventanilla de informacion (donde no importaba la hora, los codazos continuaban). Las respuestas escuchadas frente a la ventanilla antojaban un plan de contingencia: "Si el Sealdah Express no llega antes de que salga el tren a Satna (Khajurao) cambio de destino" le comente madrugadoramente a Maria.
A las cinco de la manyana el retraso esperado se confirmaria. Nueva hora: 7:30 de la manyana (definitivo). Los gallos empezaban a cantar, las ratas a cruzar la sala y el frio a arreciar. El vendedor de chai dormitaba entre la nebulosa madrugada. Maria seguia incredula. Su mantra era "que pesadilla". Quiza mis ataques de risa no le parecian muy adecuados a la situacion. La pregunta se repetia: Estas segura que es la mejor opcion?
A las 7:30 estaba de nuevo frente a la atestada ventanilla de informacion. Mientras empezaban a barrer y a levantar el campamento cotidiano establecido en el vestibulo de la estacion. "It's coming" fue la anyorada respuesta.
Aunque incredulo comence a prestar de nuevo atencion al para entonces entranyable altavoz que me ensenyo a entender los numeros 3 (tin) 1 (ek) 5 (pac) 2 (do) en hindi. Iuju! A las 8:15 se anunciaba que llegaria en la plataforma nau-nueve.
-Ya vez no lo habiamos perdido
La mejor opcion finalmente habia llegado. Venia de la lejana region de Cachemira y... hasta la madre! En los asientos para tres venian sentadas cinco personas. Evidentemente nuestros lugares asignados venian ocupados. De hecho el asiento 31, estaba adjudicado tambien a otra persona.
Milagrosamente una fila de asientos aparecia de pronto vacia ante nosotros. Nos agandallamos de ella solamente para comprobar un minuto despues que todos sus ocupantes --los cinco-- se lavaban los dientes afuera del tren viendonos tranquilamente a traves de la ventana abierta. Maria la cerro, la abrian de nuevo sin inmutarse a pesar de que Maria les preguntaba --en espanyol-- que cual era la necesidad de verlos cepillarse los dientes. Regresaron a su asiento y nos exprimieron, sin decir nada, hasta que nos expulsaron. Finalmente, en otro compartimiento, movimos algunas maletas y nos pudimos sentar holgadamente. Ay que decir que los indios se apiadaron de nosotros amigablemente.
Por fin cerre los ojos. Dormia placidamente. Hasta que un senyor estuvo gritando en mi oido no se que diablos. Cinco minutos de gritos despues, segun me conto Maria, me inmute. El tren era un mercado. Vendian revistas, verduras, te, omelettes, platanos. Estabamos en una estacion, avanzamos y volvimos a dormir...unos minutos mas. "Quien abrio la ventana!" grito Maria y reganyo despiadadamente, como maestra que es, a las tres personas que habian abierto sus ventanas. Creo que nuestro frio se debia mas al insomnio. Pero de nuevo se apiadaron de nos, cerraron las ventanas y nosotros los ojos.
No se cuanto tiempo despues, un eunuco, vestido de travesti (chijra, creo que les dicen) empieza a bailar en el pasillo. Me ve levantar la cabeza, se me acerca da tres aplausos sonoros y me pide 10 rupias. "Diez rupias por tres aplausos!!! no gracias, eso lo puedo hacer yo". Y entonces se fue dignamente a exigir que movieran la mesa colgante que los del compartimento de al lado habian improvisado sobre el pasillo del vagon y en la cual jugaban cartas.
A las once de la manyana, la atmosfera era festiva por completo. Quiza inspirados por el chijra, los de abajo empezaron a cantar. Me asome desde la litera superior divertidamente absorto. Maria estaba completamente cubierta con su cobija morada. Parecia cuerpo en el Manikarnika Ghat de Varanasi. Mi ataque de risa, motivo la invitacion de los cantores:
-Ahora canta tu.
-No gracias.
-Bueno baila!!!
Mejor baje de la litera para platicar.
A las dos de la tarde, llegamos a Gaya.
Sin duda fue la mejor opcion; este es el trayecto (con espera incluida) mas divertido que hasta ahora he realizado en la India.
Maria que ha viajado varios meses en India y le encanta transportarse insistia que nunca le habia pasado algo asi. Luego consiguio un estupendo par de habitaciones en el monasterio tibetano de Bodhgaya.
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