En octubre de 2003 es cuando más lejos me he sentido. Durante más de quince días recorrí el abrupto camino Hindostan - Tibetano que se encuentra en la frontera de India y Tíbet. Salí de Manali (donde vi un sacrificio de una cabra; últimas fotos) para entrar al Valle de Spiti. Me invitaron a una boda en Kaza, visité Tabo, uno de los monasterios tibetanos más antiguos … comienzo a recordar esta fascinante parte del viaje:
Hace veinte años, aquí mismo escribí lo siguiente:
En Los Himalayas, sin duda alguna, uno se siente en una parte especial del mundo... lejana.
Quizá Kipling no era tan fantasioso. El valle de Spiti es un sitio para dioses.
A dos horas de salir de Manali aquel 5 de octubre, alcanzamos los cero grados centígrados. En Himalaya Dhama (el nombre de un refugio con algunos restaurantes) el viento era helado, las banderolas tibetanas se agitaban tensas. Eran las ocho de la mañana. El sol comienza a asomarse. El paisaje era prometedor. La cámara no responde perfectamente con estas condiciones climáticas. Altos riscos, curvas cerradas, un rio se ve que cruza el valle unos 500 metros abajo. Lo alcanzamos después de una hora a bordo de un rústico autobús. Solamente para volver a subir. Kunzum Pass se encuentra a 4,551 metros sobre el nivel del mar. Hacemos una parada ahí. Ocho tripulantes rezan en los templos, unos a Shiva, otros a Buda. Hay dos templos y la escena es típicamente tibetana.
#unavueltaporindia #spitivalley #manali #caminohindostantibetano #unavueltaporindia2003-2004
Ver esta publicación en Instagram
Últimos comentarios