...El tiempo se cuelga de las rocas que formaron la capital del gran imperio de Vijayanagar, el cual controlo el sur de la India hace 500 anyos. Quiza el tiempo espere a que las ruedas de piedra del carruaje de Garuda giren de nuevo y salgan del templo de Vitala, donde las columnas cantan.
En Hampi el tiempo acecha la cosecha de arroz, canta en ranas que inundan el verdor inundado de los arrozales. Las garzas blancas guian la mirada al cielo y agujeran el verdor. Asi, entre platanales y palmeras se abren puertas al que bien observa.
El dia inicia, se respira bien, el tiempo se para de cabeza, y entonces tenemos la oportunidad de dar la vuelta:
-Leo el calendario maya proporcionados por un guatemalteco, y
-Vuelvo a interesarme en el origen de los alimentos. Un dia platico de las ventajas de los transgenicos con un investigador nortemericano. A la noche siguiente mientras la luna lenta palidece las brillantes constelaciones, un entusiasta mallorquino habla de como prepara la tierra con estrellas y diversidad de granos en espera del tiempo propicio para cultivarla.
Buena idea venir a Hampi con luna llena. Gratas coincidencias y reencuentros suceden. Se convidan ensenyanzas. Uno voltea al interior. El fuego se comparte bajo las palmeras que siempre recuerdan ver al cielo.
Ella duerme junto al fuego, en medio del silencio una rana canta alrededor de la cama.
Es tiempo de volver a la choza. Al caminar de noche entre los arrozales conviene cantar. Asi lo piden las serpientes.
Puedes ver más fotos en mi álbum de Hampi, India en Flickr, a continuación una muestra de las imágenes que se pueden encontrar ahí:
www.flickr.com
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