Viendo antiguas thangkas tibetanas en una tienda de unos musulmanes de Cachemira. Amabilisimos hombres de los cuales ya escribire mas y con quienes he comido de maravilla. Manyana clase de canto en Sanscrito y luego a explorar en bicicleta esta villa con viejas casas de techo de dos aguas y gente muy amable. Gracias. Namaste!