Me acaban de preguntar de donde soy. Esto no tiene nada de extranyo. Por el contrario, respondo esta pregunta diariamente unas tres veces. Sin embargo ahora mi respuesta fue contestada con un halago. Al que pregunto le llamo la atencion como hablo y mi cara feliz.
Ciertamente, al parecer Varanasi me ha cautivado mientras los fuegos artificiales que anuncian el fin del Ramadan (mes sagrado del ayuno musulman, por cierto para aquellos interesados al hacer clic podrna leer un buen texto afin de Juan Goytisolo) truenan en el cielo y cientos de ofrendas luminosas siguen la corriente ganga hacia el noreste.
Acabo de presenciar la Ganga Arati, la ofrenda diaria al Ganges en el Ghat principal de Varanasi. Esto me lleva a platicarles otra Ganga Arati de la cual no he hablado.
Hace unas tres semanas hice una excursion desde Rishikesh hacia Haridwar, ubicado a unos 22 Km de distancia. Asi despues de lavar ropa y desayunar un omelette sin huevo me volvi a trepar a un vehiculo motorizado, despues de una dichosa semana de andar exclusivamente a pie. Al medio dia ya estaba caminando un tanto aturdido por el ruidoso pueblo grande de Haridwar. Subi al templo Mansa Devi ubicado en una inaccesible colina, a la cual, sin teleferico quiza solo los dioses podrian llegar. Lo mejor fue el viaje en teleferico. “Estos templos cada vez me entusiasman menos aunque les entienda un poquito mas gracias a la lectura del Ramayan -- poema epico escrito por Valmiki unos mil anyos antes del nacimiento de Cristo” Escribi ese mismo dia.
Completamente aturdido baje de nuevo a las calles y me dirigi a los escalones de dios Hari Ki Pairi que es el sitio donde el Ganges abandona por completo las ultimas colinas escurridizas del Himalaya. Lo cual hace que esta caudalosa porcion del rio sea visita obligada para los Hindues, al menos una vez en su vida. A las 15 horas ya se estaban preparando las ofrendas. Mujeres envueltas con hermosos saris empapados, colocan sobre el suelo de los escalones: fruta, incienso, canya de azucar, hojas de platano…En fin era algo que ameritaba ver unas horas despues. Mientras tanto, comi en un restaurante con 66 anyos de tradicion, al entrar a este pletorico sitio, todos voltearon a verme indiferentes. El Thali era muy bueno. Camine por el bazar y antes de las 17 horas ya estaba de nuevo en los escalones de dios. Nunca me imagine que una hora despues fuera a haber tanta gente. Decidi sentarme atras de una gran familia y otra enorme familia, tambores en mano, hizo lo mismo unos segundos despues. Antes de las seis sufria falta de oxigeno; una especie de claustrofobia y no entendia porque pero los tambores que retumbaban literalmente en mi espalda no aliviaban la situacion.
Afortunadamente, la ceremonia lo exigia y nos pusimos de pie. Las ofrendas de enfrente eran bien llameantes. Otras pequenyas atoradas en remolinos parecian querer volver a los Himalayas. “Si una piedra rueda hacia arriba por que no una ofrenda nadara contracorriente” pense alucinado. Poco a poco busque otro angulo para darme cuenta que no habia para donde moverse. La ceremonia termino y entonces pude alcanzar una escalera y desde ahi vi el panorama. Parecia la salida de un partido de futbol. Decenas de miles de personas.
Unas horas despues cruce Ram Jhula (el puente de Rama) llegue al ashram y termine de leer el Ramayana. Rama, una de las reincarnaciones de Vishnu, volvia triunfante acompanyado de su amada Sita y de su valeroso carnal Laxhman despues de un combatiente exilio de catorce anyos, del cual los dioses resultan vencedores sobre el demonio con la ayuda del todopoderoso Hanuman entre otros animales y personajes ahora adorados.