El cuarto en casa del cartero era atractivo. Con techo y paredes de madera, tenia vista parcial a los picos nevados. No tan impecable era el cobertor negruzco con el que trate de quitarme el frio en la noche. Pero era lo de menos, entre mi piel y ese cobertor habia unas tres capas de ropa diversa. El banyo se encontraba en la parte inferior. Tenya que caminar unos 50 metros para llegar a el. Lo cual se tornaba interesante cuando en la noche tenia ganas de orinar. Una noche, a la una de la manyana, aprecie la via lactea como nunca antes en mi vida. Ni el frio, ni los cuernos filosos importaron en ese momento.
La luna que ya no era llena, se tardaba en rebasar las cumbres que rodeaban este caserio, asi las estrellas se mostraban totales, quiero pensar. Y es que el aislamiento de Chitkul, asi lo ameritaban. Ubicada al final del camino y a 3,450 msnm, esta villa de 600 personas, fue abierta al turismo apenas hace seis anyos. La cercania con China era la razon. Algunos dicen que esta es la ultima poblacion de la India. Sin embargo, Nako estaba mas cerca de la frontera. Como sea, algo tiene esta villa o los suenyos que provoca, que nunca me habia sentido tan aislado.
Los habitantes eran amables, sin embargo no tenian el acostumbrado contacto con los extranjeros. A algunos se les notaba cierto recelo o desconfianza en los ojos y las platicas solo se lograban con algunos. Sin embargo, todos saludaban. Cuando yo estuve solamente habia otros dos turistas que pernoctaban ahi, una pareja de italianos con los cuales pasee a gusto y a quienes les agradezco la cajita de incienso que me regalaron, la cual se terminara hoy en la noche.
Las construcciones intercalan madera y piedra (tecnica utilizada para resistir temblores). El agua corre constantemente por diversas corrientes al lado de las casas. La costumbre de cerrar las llaves aqui no existe. En ocasiones la corriente es utilizada para rodar algunos molinos. El susurro del agua cautiva.
Por la manyana, Arvind, el hijo del cartero, un chavo de 28 anyos, preguntaba si queria desayunar, comer y cenar. Comia lo mismo que la familia, papas, curry, frijoles, chapaties ah y chai, claro. Las raciones eran pequenyas. Lo cual me dejaba con hambre y no habia mas restaurantes en la aldea. Solamente un senyor malencarado te preparaba unos noodles instantaneos o un omelete. Los alimentos los realizaba en mi cuarto bajo la curiosa mirada del terroso Arvind y las platicas limitadas por la diferencia de idioma. Sin embargo, las noches eran largas y pude terminar acompanyado de varios chocolates un libro de V.S. Naipaul.
A las 16:30h el sol se escondia, iluminando bellamente el pico nevado "Pulla", y el frio arreciaba. La primera tarde ese era el momento en el que se sacrificaba una cabra para ofrecerla a los dioses en templos de 500 anyos.
Mi segundo dia fue dictado por los pasos del Lord de la Villa. Un yak que se paseaba por doquier con aire soberano. Sin embargo a la hora de enfocar la camara se daba la vuelta atras de una casa. Finalmente, a la orilla del rio, mientras se yakoneaba delante de unas vacas, pude tomarle fotos. Despues de una sesion de disparos, al levantar la camara lo vi mas cerca de lo prudente y los locales empezaban a advertirme sus no amigables cuernos. Una caminata a la orilla del rio con Pietro y Cristina y otra sesion de fotos a los ninyos de la aldea, culmino entranyablemente mi estancia en este lejano rincon, el cual estoy seguro sera otro en unos anyos cuando mas turistas lo hayan descubierto.